PRÍNCIPE -
CONSTANTINO CANTACUZENO “AS” DE LA ACROBACIA.
(Foto M. Sánchez Damián – Archivo:
L.Escorsell)
Su figura siempre irá unida al mundo de la
acrobacia aérea. Los medios de
comunicación españoles de la época, no dudaron en calificarlo como “As” de esta difícil
especialidad. La verdad, es que no erraban en su apreciación ya que con sus
arriesgadas maniobras consiguió gran prestigio en toda Europa, donde era aclamado
en cada una de sus exhibiciones.
De origen rumano, nacido en 1908 en Bucarest, era hijo del príncipe
Mihai, descendiente de los Cantacuzeno de Bizancio. En su país era
familiarmente conocido con el apodo de “Bâzu”
Extraordinariamente dotado para los deportes, destacó en competiciones
de motociclismo, y automovilismo, así como en otras disciplinas deportivas
tales como la hípica, hockey sobre hielo y tenis, aunque su principal vocación
fue la del vuelo acrobático, participando ya, en 1936, en los Juegos Olímpicos
de Berlín, en que por primera y única vez esta disciplina fue considerada
olímpica.
Antes del inicio de la II Guerra Mundial,
desempeñaba el cargo de Jefe de pilotos de las líneas aéreas de su país.
Durante la contienda bélica, actuó como piloto de caza pilotando el famoso Messerschmitt
Bf-109, con el que contabilizó 601 servicios de guerra, 211 combates y
varios aviones derribados, siendo él también
abatido en tres ocasiones, si bién la providencia le fue benévola.
En la posguerra se exiló de su país, residiendo primero en Italia,
después en Francia y finalmente en España, donde se dedicó a exhibir su
destreza como acróbata en cuantas manifestaciones deportivas y festivales
aéreos se le requería. Actuó prácticamente en todas las principales capitales
españolas, y sus actuaciones se centraban generalmente sobre estadios
deportivos y campos de fútbol, donde tras realizar una serie de figuras
acrobáticas sobre dicho escenario, penetraba finalmente dentro de su
cuadrilátero con pasada final en vuelo invertido, maniobra también ejecutada en
el estadio de Montjuic barcelonés en los años 1952 y 1955.
Todas sus demostraciones lo fueron a los mandos de su avión BÜCKER
BÜ-133 JUNGMEISTER (motor Siemens 7 cilindros en estrella 160 hp. como
documenta la foto junto a Cantacuzeno,
que ilustra esta crónica tomada en Barcelona) matrícula EC-AEX.
El contradictorio destino, quiso que su
fama y gloria se extinguiera a la edad de 50 años, cuando su vida alcanzaba su
máxima plenitud, como consecuencia de
una grave dolencia hepática, falleciendo
en Madrid el 26 de Mayo de 1958.
Enhorabuena, Leandro. Jesús Ballester me había comentado unas cuantas anécdotas. Tu aportación es muy importante!.
ResponderEliminarGracias.
Gracias a ti por tu comentario y por leerme. Cordialmente,Leandro.
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