1939 LA SUERTE NO ABANDONÓ AL PILOTO JUAN RAMONEDA
(Foto: Archivo ADAR)
La guerra tocaba a su fin. A medida que las tropas nacionales ocupaban
Catalunya, el Estado Mayor Republicano ordenó a sus pilotos se dirigieran a los
aeródromos más cercanos a la frontera tales como: Banyoles, Celrá, Figueras y
Vilajuïga, (Girona) en previsión a su
posible retirada a Francia.
Los días 4 y 5 de febrero de 1939, la Aviación del bando nacional con
apoyo de los bombarderos italianos Savoia
y los cazas Messerschmitt Me-109
alemanes, bombardearon y ametrallaron con insistencia todos estos aeródromos
destruyendo en tierra el grueso de los aparatos de la ya maltrecha Aviación
republicana, junto a instalaciones, camiones y cubas de gasolina.
Desde el campo de Vilajuïga, despegan tres cazas I-16 Policarpov “Mosca” en dirección a Francia abandonando el
último refugio republicano en la zona catalana. Uno de sus pilotos es el
catalán Juan Ramoneda Viladarga de 23 años, componente de la Primera
Escuadrilla de I-16 “Mosca” que junto
a sus compañeros ponen rumbo al aeródromo militar de Francazal en Toulouse, sin
embargo, al llegar a la vertical del
mismo, un cielo cubierto de densas nubes les obliga a elegir como nuevo destino
el aeródromo de la ciudad portuaria de Burdeos.
Al sobrevolar la pequeña población de Illats próxima a Burdeos, el
motor del I-16 de Ramoneda, tras una
serie de falsas explosiones, se para definitivamente por falta de combustible
sobre una zona de bosques, donde el piloto no puede divisar un solo campo de
emergencia. A medida que va perdiendo altura, ve dos pequeños prados en medio
de la zona forestal donde intentará efectuar su toma de tierra, pese a su
pericia, no logra posar la barriga del avión en dicha franja de terreno sobrepasando
la misma sin poder evitar la colisión contra los árboles - por suerte que el
motor pasa por el centro de los mismos - recibiendo el impacto especialmente
con el plano derecho del avión lo que origina un fuerte giro golpeando la cola
contra otro árbol amputando el fuselaje por detrás del asiento, como puede
verse en la imagen escalofriante que ilustra este trabajo. Del amasijo de
hierros el piloto salió afortunadamente con pequeñas magulladuras.
La bicicleta que aparece a la derecha de la imagen junto a un árbol, era de un gendarme que acudió al lugar del
suceso. Más tarde, llegó otro francés que le ofreció un cigarrillo,
manifestándole que el avión había matado a su perro en su carrera desenfrenada.
Juan Ramoneda Vilardaga falleció en Barcelona en 2005 a la edad de 89
años.
Los datos han sido extraídos de un escrito que el propio piloto me
hizo llegar con fecha 13 de marzo de 1977, en el que me comentaba
detalladamente este aparatoso accidente.
En el año
2010 el Centre de Recerca i Documentació Aviació Republicana i Guerra Civil y Lectio
Ediciones, publicó el libro titulado MUERA LA MUERTE, que recoge las memorias
de guerra de este aviador.
VER EN ESTE BLOG, PERFIL HISTÓRICO DEL AVIÓN I-16 “MOSCA” en el
siguiente enlace:
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