Este
es el caso de Carles Simó que, a sus 17 años demostraba ya con sus primeros saltos
en planeador unas condiciones innatas para el vuelo.
Cumplidos
18 años en plenos estudios, le apresa en 1936 el estallido de nuestra Guerra
Civil siendo movilizado al igual que todos los alumnos pilotos de Vuelo Sin Motor
a pasar las pruebas para la obtención del título de piloto militar de guerra en
Las Fuerzas Aéreas de la República Española (FARE) Un año más tarde el
31/03/1937, es promovido al grado de Piloto Militar de aeroplano con la
graduación de suboficial.
A
lo largo de la contienda, ejerce numerosas misiones de guerra en diferentes
frentes. Afortunadamente sobrevive a las inclemencias de la escabrosa conflagración,
no sin padecer la inhabilitación y penas impuestas por los vencedores en la
posguerra.
Habían
de transcurrir 11 años para que Simó pudiera acariciar de nuevo el pilotaje de
aviones, hecho que no llega hasta 1952, que pasa a desempeñar la actividad de
instructor en al Aero Club de Sabadell (fusionado un año más tarde con el Aero
Club de Barcelona) cargo que ostentará hasta 1965, en que se traslada a Madrid contratado
por la compañía de Aero-Taxis AERO-RES como director ejecutivo.
Sin
embargo, las perspectivas de esta compañía aérea - que opera aviones bimotores
Beagle 206 Basset - no son las esperadas, regresando de nuevo al aeródromo de
Sabadell para formar parte de la empresa SERAVIA, S.L (Servicios de Aviación,
S.L.) como piloto de pruebas.
Desgraciadamente
el 4 de junio de 1969 a sus 51 años, pilotando un Piper-PA-28 EC-APA en un
vuelo rutinario acompañado del mecánico Juan de Dios Silvero de 25 años, se
estrellan en las inmediaciones del puente sobre el rio Ripoll de la carretera
de Castellar del Vallés (Barcelona) al chocar el aparato contra unos cables de
alta tensión recién instalados en aquella zona, pereciendo ambos ocupantes.
Definir la gran personalidad de Carles Simó no es fácil, fue un gran aviador y profesor de vuelo, caracterizado por un talante conversador y gran comunicador apasionado de su profesión. Hoy en nuestro Blog, hemos querido recordarlo con emoción y tristeza, porque de su legado, nos quedan maravillosos recuerdos de sus grandes virtudes, con el deseo que algún día podamos encontranos en el mismo cielo que tanto amamos los aviadores.
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